viernes, 6 de enero de 2012

El cumple de Ale

Un día antes de mi cumpleaños salí a cenar con mi papá, su novia y su amigo, quien había llegado de Italia días atrás. Fuimos a comer anticuchos por el Parque de la Bandera; llegamos a mi casa como a la medianoche - ya 10 de marzo, mi cumpleaños-. Me cantaron el happy birthday y de ahí entré un rato al Facebook, revisé mis notificaciones y vi que Eduard había publicado en mi muro una nota que se titulaba: “Para Ale”, me gustó mucho que escribiera para mí. Me emocioné. Lo leí como tres o cuatro veces, después hablamos por el chat; me saludó y yo estaba feliz.

Al día siguiente tuve clases hasta las 5:20, mi tía me fue a recoger y me trajo a la casa, allí me esperaban mis otras dos tías y mi abuelita. Era como a las 6:30 y yo no me había alistado, seguía despeinada y desarreglada porque estaba ayudando en la cocina a acomodar los bocaditos y todo lo demás. Me fui para  la sala porque justo había llegado mi papá y estaba silbando para que salga a saludarlo.

Salí a la puerta y encontré a Eduard con un oso grandote y un ramo de flores, me quedé con la boca abierta, sorprendida, no sabía qué decir. Lo saludé, le presenté a mis dos tías que estaban sentadas conversando (también sorprendidas al verlo llegar con el oso y las flores). Me fui a dejar el oso sobre mi cama y después a la cocina a buscar un florero. Me sorprendió y me gustó mucho que llegara con los regalos, casi ni le podía ver la cara por el tamaño del oso. 

Al rato llegaron mis primos, mis tíos, mi mamá, Fernando y mi hermana Allison; tomaron lonche y comieron bocaditos. Los adultos se quedaron dentro de la casa mientras mis primos, Eduard y yo, estuvimos en el patio conversando y tomándonos fotos.

Me gustó ese día porque la pasé bien con Eduard, mis primos, mi mamá y mi papá; hace años no pasaba un cumpleaños con los dos juntos.

Días después, el 15 de marzo, cumplíamos nuestro primer mes. Yo estaba nerviosa, le había comprado una tarjeta donde le había escrito: “De repente no soy tan expresiva pero todo lo que demuestro y siento es sincero. Estoy enamorada de ti. Cuando estoy contigo soy muy feliz y cuando no estás te extraño demasiado, pienso todo el tiempo en ti. Te quiero mucho”. Se lo entregué en la escalera, la misma escalera donde meses después nos quedaríamos hasta la madrugada conversando bajito mientras todos dormían.  

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