No soy tacaño, soy misio

Cuando uno imagina enamorarse jamás piensa en la plata que va a gastar cuando consiga novia (o al menos eso me pasó a mí). Cuando yo comencé a salir con Alejandra no tenía plata para nada. Lo poco que podía conseguir me alcanzaba a penas para mi pasaje. No salíamos a pasear ni nos dábamos el lujo de comer algo rico. Era vergonzoso que mis monedas no me alcanzaran ni para un helado D'onito. A pesar de todo sabía que yo no era tacaño, era misio. A veces me daba vergüenza sacar la billetera porque no había nada, solo papeles viejos de recibos que no sabía para qué guardaba.

Con los meses intenté enamorar a Ale con detalles que no requerían de dinero, solo creatividad. Le escribía cartas o notas por el Facebook. Le dedicaba canciones o buscaba la forma de enamorarla. Incluso, me pase dibujando varios meses su rostro, pero nunca pude, no me salió. En un inicio pensé que sí iba a poder, ya que antes (varios años atrás) había llevado un curso de Pintura y Dibujo, pero tal vez  la falta de práctica me pasó factura. Lo cierto es que nunca pude hacerlo y me quedé con la espina de regalarle un dibujo con su rostro, quizá eso la hubiera sorprendido bastante.

Alejandra se enamoraba de las pequeñas cosas que podía hacer. Yo no necesitaba de plata para enamorarla o hacerla reír. Sobre todo eso último, siempre que nos veíamos ella se reía a morir con mis cosas. A mí me gustaba verla feliz porque sus ojitos se achinaban y su carita de alegría me enamoraba.

Pasamos mucho tiempo así, sosteniendo nuestro amor con detalles, con palabras, cartas, poemas, regalos, besitos, caricias, compañía, risas e historias que yo no me esforzaba en contar; todo nos gustaba, y nos gustaba porque estábamos juntos, eso era lo más importante.

A medida que pasó el tiempo, ella se dio cuenta que lo poco que yo tenía para gastar no alcanzaba para los dos, por eso cuando queríamos salir a pasear ambos juntábamos lo que teníamos. Pese a todo, siempre la pasábamos bien. Aprovechábamos para tomarnos una que otra foto. Yo nunca miraba a la cámara y recuerdo que Ale se molestaba y me decía: 'Eduard, ya pues, mira a la cámara'. Hasta hoy sigo igual. Me da roche, me avergüenzo.

Así fuimos coleccionando muchas fotos, solo algunas subimos al Facebook para presumir nuestro amor, el resto lo pusimos en un álbum, el cual decoramos con nuestras iniciales y con stickers y dibujos de color. Pusimos muchas fotos, pero el álbum nunca se llenó. Supongo que no falta mucho para que eso suceda.  

Crear al álbum fue un bonito detalle, sobre todo porque coleccionaba momentos que vivimos y recuerdos en el que ambos estábamos juntos. Viéndonos, nadie sospecharía que detrás de todas esas fotos habían miles de historias repletas de peleas, risas, alegrías, llanto y amor.  Porque todo eso es parte de una relación, solo que Ale y yo nunca mostramos lo malo, solo lo bueno.

Hace algunos meses ambos conseguimos trabajo, por suerte a los dos nos va muy bien. A mí me gusta mucho lo que hago. Es lo que siempre busqué. Soy redactor de una página de noticias y estoy enamorado de mi 'trabajo'.  Ahora ya tengo plata para gastar.

Ale empezó a trabajar en la empresa de su tío y también le va bien. Nos vemos menos tiempo que antes, pero no importa, todavía nos esforzamos por mantener la relación. A veces se presentan problemas y se genera mucha inestabilidad; sin embargo, nos sirve para aprender más de los dos y mejorar asuntos en los que siempre fallamos.  

Ahora que tengo algo de plata, se me ha ocurrido por retomar mis clases de Pintura y Dibujo, aunque por otro lado también quiero estudiar Creación Literaria. Según la información que leí , explican: 'el taller tiene como finalidad desarrollar capacidades creativas que serán aplicadas en la elaboración de poemas, cuentos, novelas, ensayos, guiones, etc'. Asimismo, debo juntar para terminar la carrera de Comunicaciones, aún me falta 4 cursos para sacar el título. Ojalé la vida me alcance para estudiar todo lo que quiero.